MADE IN BANGLADESH – La moda que mata

Las multinacionales textiles y cadenas de moda españolas se han visto retratadas en varios informes por el trabajo vejatorio y esclavo de mujeres y niños en países empobrecidos y en España. Francisco Sandalio

Cada uno de nosotros consume entre 8 y 9 kilos de ropa al año, lo que supone la bonita cifra de 390.000 toneladas de residuos textiles sólo en España. El término ingles “Fashion Victim”, víctima de la moda, da nombre a aquellos que se mueren por vestir a la última. Sin embargo, las verdaderas víctimas de la moda fueron aquellos que hace unos días murieron en Bangladesh tras el derrumbe de ésa fábrica.

El trágico incendio que se desató el miércoles en un edificio comercial de ocho plantas en Bangladesh, en el que trabajaban más de 3.000 personas en el momento del origen del fuego, se ha cobrado más de 350 vidas.  Al menos 2.773 personas han sido rescatadas con vida de entre los escombros, según la Sociedad de la Media Luna Roja, pero nadie sabe cuántos permanecen desaparecidos. Algunas estimaciones sugieren que más de 600, lo que podría poner la cifra final de fallecidos en 1.000.

Las grietas habían aparecido en la estructura del edificio un día antes de la caída, pero se les dijo a los trabajadores de la fábrica que acudieran a sus labores a pesar de las preocupaciones de que el edificio era inseguro. Las imágenes de los informativos de televisión presentan el derrumbe del edificio de Bangladesh casi como si fuera una catástrofe natural.

Lo que realmente ha ocurrido es el derrumbe de un edificio en condiciones lamentables de seguridad -en el cual se producía ropa de vestir a bajo coste para las grandes multinacionales- se viene abajo. De hecho, han admitido que cosían para  ellos El Corte Inglés, Mango, Primark, Loblaw y el Group PWT.  

Eldiario.es nos explica que a primera hora de la mañana del miércoles, los trabajadores no querían entrar. Su dueño no hacía más que recordarles que no era nada serio, que el edificio aguantaría “100 años más”. Con megáfonos, los capataces les ordenaron que entraran y les recordaron, por si era necesario, que los que se quedaran fuera se quedarían sin paga.

“Ninguno de nosotros quería entrar. Los jefes llegaron con palos. Al final, nos obligaron a entrar”, dijo después un superviviente.

El edificio se vino abajo a las nueve de la mañana.

Bangladesh es el país del mundo con costes más baratos de producción en la industria de la ropa y por eso empresas de todo el mundo, incluido China, están trasladando parte de su producción al país asiático, de acuerdo con la Campaña Ropa Limpia. Según datos de la Federación Nacional de Trabajadores del sector Textil de Bangladesh, en los últimos 15 años ha habido unos 600 muertos y 3.000 heridos en accidentes ocurridos en fábricas textiles (incendios o derrumbes) en el país. En Bangladesh, como informan en El País: “el salario mínimo es 3000 takas, unos 31 euros, la mayoría de la mano de obra depende de la industria textil y el 80% de la importación total del país es por este sector.”

Ante este panorama, reconocidas marcas aprovechan para producir su material con mano de obra barata y bajos impuestos para después venderlas a más del 200% de su coste original. La moda y todo el glamour que la rodea, está confeccionada en su mayoría por niños, mujeres, personas mayores y hombres de países como Bangladesh. Nuestra ropa está hecha en alguno de estos lugares bajo situaciones infrahumanas.

“Son las víctimas colaterales de la codicia de multinacionales y de Gobiernos”, dispara Amirul Haque Amin, presidente de la Federación Nacional de Trabajadores del Textil de Bangladesh (NGWF). “Su vida es el verdadero precio de la etiqueta made in Bangladesh”.

No podemos ignorar la situación de esclavitud laboral en la que viven miles de personas, debido al Sistema económico mundial donde el “primer mundo” es el principal beneficiario. Los países centrales, y nuestro consumismo, marcan las reglas del juego.

Y ante todo esto ¿qué puedes hacer tú?

Como bien apunta Gareth Price Jones, director de la ONG británica Oxfam en Blangladesh: “En relación a la industria textil, estamos implicados como consumidores, y esa implicación exige responsabilidad. Podemos tomar decisiones que marquen la diferencia. Ocurre lo mismo con las empresas. Lo más fácil es decidir no fijarse en lo que hay detrás de esas marcas, pero podemos elegir comprar ropa que sea el producto de cadenas de suministro transparentes y no abusivas”.

¿Qué podemos hacer?

A continuación te mostramos la manera en la que puedes tomar acción, y donde encontrarás más información sobre los adelantos de las marcas y sobre preguntas y reflexiones para convertirte en un consumidor crítico. Pincha aquí para leer más.

También puedes denunciar la tragedia de Bangladesh y firmar esta petición para exigir responsabilidades y obligar a grandes marcas a que se adhieran al Acuerdo de Seguridad de Edificios y Anti-incendios de Blangladesh para prevenir las muertes de más trabajadores, pinchando aquí.

No es ninguna novedad el leer denuncias contra las grandes empresas del sector textil, pero no por eso debemos de dejar de denunciar sus abusos e intentar concienciar a los consumidores de su “responsabilidad” en la exigencia de condiciones de trabajo dignas, salarios razonables y la utilización de materiales o procesos de producción para la confección que no sean dañinos para quien los manipula e incluso para los consumidores. Ha llegado la hora de ir más allá, de preguntarnos no solo cuál es el precio que pagamos por nuestra ropa sino el qué pagarán a aquellos que confeccionan y que trabajan sin garantías. Trabajadores que ven vulnerados sus derechos laborales que, paradójicamente y desde la opinión pública, tanto nos afanamos en defender.

Las imágenes valen mucho más que las palabras, por eso te invitamos a que  pinches en este link y puedas ver éstas fotos.

Creemos en el fin de la esclavitud.