ABRE LOS OJOS

Según Naciones Unidas, España figura entre los principales países de destino de la trata, sobre todo de mujeres con fines de explotación sexual, aunque también destaca su condición de país de tránsito. Sin embargo, se desconoce el verdadero alcance y naturaleza del fenómeno debido a la falta generalizada de datos relativos a su dimensión, evolución, magnitud, etc. Dicha carencia se debe, en gran parte, a la ausencia de estadísticas oficiales anuales sobre el número de víctimas desglosadas por género, edad, nacionalidad… así como de mecanismos de seguimiento.

Las víctimas de trata de personas viven, por tanto, una vida marcada por el abuso, la violación de sus derechos humanos y el control constante que sufren por parte de sus tratantes. Por ello, aunque cada víctima puede tener una experiencia diferente, existen ciertos comportamientos o situaciones que, en mayor o menor medida, son comunes y permiten que a través de ciertos indicios, se pueda detectar una situación de trata.

Todo lo que hemos publicado hasta ahora en el blog, ha estado centrado en ofrecer información general sobre la trata, pero creemos que es importante comenzar a dar algunos recursos informativos y a la vez prácticos, para afrontar el problema de la trata en nuestra comunidad, ciudad y país.  Aunque en ocasiones éstas pautas parezcan inaplicables, podemos garantizar que son realmente útiles, pues nos ayudan a ir con los ojos bien abiertos y fijarnos en señales que tal vez, de otra manera, no llamarían nuestra atención.

Obviamente, las características que se indican a continuación, son sólo una idea general de un perfil de víctima, con el que nos podemos encontrar. Éstas pautas, nos sirven para detectar posibles comportamientos, situaciones o señales que nos puedan indicar que estamos ante probablemente, personas que estén siendo víctimas de las redes de trata de seres humanos.

SIGNOS que se dan en las VÍCTIMAS DE TRATA:

OBSERVA indicios, quizás te puedan ayudar a identificar a una posible víctima de trata. Los tratantes de personas utilizan diversas técnicas para mantener esclavizadas a sus víctimas, algunas de las cuales son:

Servidumbre por deuda: Obligaciones financieras, compromiso de honor de satisfacer la  deuda.

Aislamiento: Limitación del contacto con personas ajenas, medidas para vigilar todo  contacto o para que éste sea superficial.

Aislamiento respecto a su familia.

Confiscación de pasaportes, visados o documentos de identidad.

Violencia física, psicológica o sexual contra las víctimas o contra sus familiares, así como  la amenaza de aplicarla.

• Amenaza de deshonrar a las víctimas revelando las circunstancias a la familia.

Atemorizar y manipular a las víctimas haciéndoles creer que si se ponen en contacto con las autoridades serán encarceladas o deportadas por violar disposiciones de inmigración.

• Control del dinero de las víctimas – por ejemplo, guardándolo para que “esté bien seguro”.

•  Adicciones. Las víctimas suelen ser coaccionadas para que consuman drogas, para sobrellevar su situación.

El objetivo de estas técnicas es atemorizar y someter a las víctimas. Por lo tanto, el aislamiento en el que se encuentran las víctimas se ve acentuado, a su vez, por el hecho de que muchas de ellas no hablan el idioma del lugar de destino y provienen de países donde se desconfía de la acción de las autoridades.

Un ejemplo de esto, podemos encontrarlo en las últimas semanas, donde hemos visto como diferentes redes criminales han caído. En todas ellas, podemos encontrar una y otra vez como se  daban las distintas formas de coacción que hemos expuesto con anterioridad.

Ayer mismo en Málaga, la Policia Nacional desarticuló una red. En esta obligaban a las chicas a jurar fidelidad a la organización realizando brujería, donde se les obligaba a comerse el corazón de una gallina. Según podemos leer en el artículo publicado en el periódico 20minutos: “El ritual de vudú empleado por la organización era “tremendamente efectivo”, según la Policía, ya que generaba un “miedo insuperable” en las mujeres, que temían por sus creencias que al no cumplir su promesa se volverían locas o incluso perecerían.

UNA DE NUESTRAS EXPERIENCIAS

Desde que empezamos a conocer el problema de la trata, no podemos evitar mirar directamente a los ojos de las personas que nos cruzamos por las calles y caminar alertas ante cualquier posible señal. La indiferencia ya no cuenta, la autocompasión tampoco.

En ocasiones hemos visto en las calles de nuestro barrio como varias mujeres, extranjeras y vestidas como si fueran a la mejor fiesta, caminaban sin titubeo y acompañadas de “un caballero” que les agarraba a su antojo, como si dispusiera de ellas.

Andábamos muy cerquita de ellas y también de él, para ver si podíamos escuchar algo de la conversación, pero nadie hablaba… Sólo el “amable caballero”,  reía a carcajadas y contaba, cual narrador, sus valiosas conversaciones con otros tantos caballeros.

Seguíamos intentando no llamar la atención, el sonido de los tacones de las tres chicas ocultaban el bajito sonido de nuestras pisadas. Pero él se giró, nos vio y detuvo su mirada sobre nosotras. Aunque nosotras también le mirábamos a los ojos, no tardamos más de un segundo en variar la dirección de éstos e imitar el mismo gesto que las otras tres chicas mantenían como permanente.

El hombre se detuvo y por supuesto arrastró del cuello (literalmente) a las otras tres mujeres, y con sus ojos marcó el camino que debíamos seguir, nos dejó paso, sería lo que cualquier peatón describiría.  Sabíamos, sospechábamos, y él sabía que sabíamos.

Sin duda, aligeramos nuestro paso, como si tuviéramos mucha prisa, y cuando ya nos separaba una distancia prudente, miramos hacia atrás. Se habían parado en esa puerta, aparentemente una casa baja cualquiera, de un barrio cualquiera. Curiosamente, ya habíamos observado ese sitio antes, muchos hombres entran, algunas mujeres esperan, las cortinas siempre están echadas y también ese lugar, parece comunicar con un negocio que hay al lado.

Esta historia, no es un caso aislado. Cada día, podemos ver algunas “realidades sospechosas” a nuestro alrededor. Como siempre, te animamos a que puedas ser factor de cambio en estas situaciones.

¿Qué puedes hacer para detener la esclavitud y la trata de personas?

  • Se un abolicionista del siglo XXI. Involúcrate en la lucha para detener la esclavitud en tu barrio, tu ciudad y por todo el mundo. Este es un punto de partida para estar activo ante el problema.
  • Aprenda sobre la Trata de Seres y la esclavitud de nuestros días.
  • Averigua lo que está sucediendo en tu ciudad y en tu país.
  • Lee sobre el tema, hay numerosos libros y estudios que pueden serte de ayuda.
  • Educa. Habla sobre la existencia de la esclavitud de nuestro siglo. Díselo a tus amigos, familia y vecinos.
  • Enseña  a los jóvenes y a los adultos jóvenes la conexión que hay entre la industria sexual y el comercio sexual. Detén la demanda antes de que comience.
  • Aprende como identificar a las víctimas de trata. Busca señales y mantente alerta a las indicaciones. Con frecuencia a las víctimas las esconden a plena vista.
  • Exija productos “libres de esclavos”, es decir de libre comercio. Normalmente éstos llevan un símbolo de “comercio justo”.

Millones de mujeres y niñas son víctimas de la industria de la esclavitud sexual. Son abusadas todos los días, y tienen muy poca esperanza de escaparse. El problema es monumental, la necesidad es abrumadora. En respuesta a esto, algunos han decidido darse por vencidos  y no luchar, otros han decidido ignorar del todo el problema…

La apatía no es una opción:  Creemos en el fin de la esclavitud.